La parálisis es totalmente normal y se produce cada vez que el individuo duerme. Es el mecanismo natural de defensa del organismo para evitar el "escenificar físicamente los ensueños", lo cual podría resultar dañino y peligroso para el individuo dormido (sueño REM sin atonía, no sonambulismo que se produce en las fases de sueño profundo).
Normalmente no se está consciente en ese estado, pero algunos individuos son susceptibles de sufrir episodios de parálisis estando conscientes. Esto puede ocasionar que el individuo mezcle sensaciones reales del entorno que le rodea con cualquier tipo de alucinación producida por un sueño, como puede ser sentir una sensación de ahogo o dificultad para respirar, con opresión del pecho, palpitaciones y otras sensaciones de origen fisiológico. Esta parálisis, acompañada por temor en la persona que la padece, se conoce como pesadilla, en el sentido clásico de la palabra.
En este estado, el sujeto se siente incapaz de realizar cualquier movimiento o de hablar, pero está plenamente consciente de su situación y de lo que ocurre en su medio ambiente circundante, ya que puede oír, oler o percibir sensaciones táctiles, incluso ver si tiene los ojos abiertos, o creer completamente que está viendo la habitación en la que se durmió, aun teniendo los ojos cerrados.
La parálisis consciente puede tener “toda la fuerza y el impacto de la realidad”, en palabras de Robert Baker, un psicólogo de la Universidad de Kentucky.
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